LOS DIMINUTOS EN LA GRANJA
Había una chica llamada Susana, que tenía 13 años. Era alta,
rubia, con el pelo largo, tenía unos ojos azules grisáceos, era un poco
gordita, pero muy guapa. Sus padres y
ella, se fueron de casa para vivir en
una granja de Salamanca. Sus padres y ella iban a tener ganado y varias hectáreas
de campo, para cultivar verduras, hortalizas, árboles frutales y demás.
En la granja, los tres tenían
que organizarse, porque iban a empezar desde cero. Su padre, sabía bastante,
porque había nacido y crecido en un pueblo. Arreglaron un poco mejor la casa,
las habitaciones, el baño…el establo, el almacén y varios campos para cultivar.
- No tengas miedo, yo me llamo Susana y, no te voy ha hacer daño.
- Me llamo Marcos y todos os tenemos miedo a vosotros, porque como no
nos veis, nos pisáis y no queremos que nos veáis.
- Yo no voy a decir nada, porque si lo digo, ellos dirán que estoy
loca y que es mentira.
- Pues te lo agradezco mucho.
- No importa. Aahh, ¿no habrás encontrado un anillo por aquí, no?
- No, pero lo puedo buscar, como soy pequeño, es más fácil.
- Pues gracias.
- De nada
- Sabes, como no conozco a nadie, porque llevamos poco tiempo aquí, me gustaría ser tu amiga.
- A mi también me gustaría, porque con mi familia y mis amigos es un
poco aburrido.
- ¿Quieres que nos veamos mañana a la misma hora, en la cocina para
charlar y divertirnos un poco?
- Muy bien, pues hasta mañana.
- Hasta mañana.
Al día siguiente, a la misma hora se encontraron
en la cocina y empezaron ha hablar.
- Hola Marcos
- Hola Susana
- ¿Qué tal?
- Bien, ¿y tú?
- Bien, un poco cansada por la jornada, pero bien.
- Sabes, he encontrado una cosa para ti, tu anillo.
- ¡Lo has encontrado! Donde estaba.
- En el suelo, detrás de la
puerta.
- Pues muchas gracias, te lo agradezco. Yo he traído para ti, unas galletas con chocolate,
no se si te gusta.
- Si me gustan y mucho, gracias.
- ¿Te gustaría dar un paseo por los caminos, mañana?, como hace muy
bueno y es precioso.
- Genial, porque los enanos no salimos de casa y es estupendo.
- Pues bien, hasta mañana y quedamos mejor a las cinco en vez de a las
seis.
- No hay problema.
Al día siguiente, a la
tarde, salieron por los caminos de los
campos y exploraron. Se lo pasaron muy bien. Desde entonces, se veían muchos
días.
Susana empezó las clases en el colegio. Después
del colegio se veían y estaban un rato juntos. Pasaron varios años así, viéndose
después de que saliera del colegio. Luego, tuvo que ir al instituto, en la
ciudad y ya se veían menos, porque tenía que estudiar bastante. Cuando terminó
el instituto, Susana no quería ir a la universidad, porque le gustaba trabajar en la granja. Y eso hizo, trabajaba en los
cultivos, pastoreando a las ovejas y a
las vacas, ordeñándolas y aprendió a esquilar las ovejas. Cuando anochecía,
después de cenar, estaban juntos un rato Marcos y ella. Y así pasaron varios
años. Un día Marcos le dijo muy ilusionado, que se iba a casar y quería
presentarle a su novia. Dos días después, se la presentó a la noche. Era un
poco tímida, guapa, rubia con el pelo bastante largo, los ojos azules, como el
cielo. Se llamaba Rocío, después de hablar los tres un rato, le pareció muy
simpática y agradable. Cuando se casaron, les preparó una sorpresa Susana. Por
la noche, les llevo al campo, un poco alejado para que no le vieran y puso una
manta. Luego les dejo a ellos sobre la manta a solas. Susana, se alejó y se tumbó,
para ver también las estrellas. Estaba despejado el cielo, porque era verano y
se estaba bien. Al día siguiente, Susana fue donde ellos y estuvieron un rato
charlando, Rocío dijo, que había sido genial, porque se veían muchas estrellas
y la luna llena.
Y como los anteriores días, se volvieron a ver
por la
noche, acompañados de Rocío.
Pasaron dos años más y Susana conoció a un muchacho
que trabajaba en los campos de la granja vecina. El muchacho llamado Pablo, era
alto, pelo negro, piel tostada por el sol, tenía dos hoyuelos en las mejillas y
eran graciosos.
Algunas veces Susana y
Pablo salían por la tarde a dar una vuelta
y a despejarse, ella llevaba a escondidas, a Marcos y a Rocío para que disfrutaran
también. Más tardé, algunas noches en vez de estar con Marcos y Rocío, salía
con Pablo. Tenía una sensación rara y le preguntó a Rocío, si cuando le empezó
a gustar a Marcos, tenía una sensación extraña.
Ella le dijo que si. Un mes después, Susana le dijo a Pablo, que le gustaba
estar con él. Y él le dijo lo mismo. Mas tarde, decidieron ser novios.
Un tiempo después, como
veían que estaban a gusto juntos, decidieron casarse, al cabo de un tiempo.
El día de la boda, se puso
un vestido blanco y escondió a Marcos y a Rocío dentro del vestido para que
pudieran verlo. Fue al altar con su madre, porque había fallecido hacía 2 años
su padre. La ceremonia y la fiesta fueron divertidas y agradables.
A la noche, cuando ya
estaban en la habitación solos Susana y Pablo, ella le confiesa el único
secreto que tenía. Le enseñó a Marcos y
a Rocío. Pablo, se quedó como una piedra, porque no se imaginaba nada de eso.
Ella le dijo, que conocía a Marcos, desde que era una niña y desde entonces han
sido amigos. A Rocío, le conocía desde hacía pocos meses, pero era también
agradable.
Con el tiempo, se llevaron
muy bien los cuatro y en especial Pablo y Marcos. Después, Marcos y Rocío
tuvieron dos niños y más tarde, Susana y Pablo, fueron también padres, pero de
gemelas. Fueron dos niñas preciosas. Con el tiempo los hijos de Rocío y Marcos
y las hijas de Susana y Pablo, fueron muy amigos y se divertían mucho juntos.
MARTA